Los portales LaPlata1.com, MiroStream.com y la emisora de radio CadenaCool y todas sus repetidoras (FM 103.7 La Plata, FM 97.3 Pinamar, Cariló, Villa Gesell, Madariaga hasta Mar de Ajó, FM 92.9 Dolores, Lezama y Castelli hasta General Guido y Conesa, FM 92.1 San Antonio de Areco. En Córdoba FM 102.5 Villa Carlos Paz, Cosquín, La Falda, hasta Capilla del Monte, FM 92.5 Morrison, en Formosa: FM 98.1 Formosa y en La Pampa: FM 101.7 25 de Mayo), vinculadas a Agustín Raimondo han recibido históricamente apoyo publicitario de organismos oficiales, empresas de relevancia, políticos, entre los que figuran actualmente se encuentran el Banco Provincia, Provincia NET, la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, Telekino, EDELAP y la Municipalidad de La Plata, Municipalidad de Ensenada. También aparecen firmas privadas como la agencia Test Viajes, Shitake Sushi, Medusa, Raul Esayan Etiqueta Masculina, entre otras.
Estos vínculos comerciales, traducidos en pauta publicitaria, han sido fundamentales para el sostenimiento de sus medios, incluso en el marco de múltiples denuncias previas contra el empresario.
La permanencia de estos apoyos financieros, a pesar de las denuncias públicas y ahora una detención judicial, plantea preguntas profundas sobre los criterios éticos y de responsabilidad institucional en el manejo de la pauta oficial. ¿Deberían las instituciones del Estado y empresas públicas seguir financiando medios ligados a personas investigadas por ejercer violencia de género?
En este contexto, resulta indispensable que la ministra de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires, Estela Díaz, se pronuncie públicamente sobre este caso. Su voz, como referente en la lucha contra las violencias por razones de género, es clave para fijar una postura institucional clara frente a situaciones que involucran a agresores con poder mediático y respaldo estatal.
Mientras la causa judicial avanza, crece la presión sobre los entes públicos y privados que han sostenido económicamente a los medios de Raimondo. La sociedad demanda coherencia: no basta con discursos de condena a la violencia de género si, en los hechos, se continúa financiando estructuras comunicacionales que encubren o pertenecen a sus perpetradores.